
Hoy, 1 año y 8 meses después, millones de personas en el mundo lucen sus pulseras. Muchas son originales. Otras millones son truchas, como acá en Argentina.
La fundación Huesped, copió la idea con su pulsera roja contra el SIDA.

Del gran Gesto de solidaridad, a la moda vacía de querer diferenciarse de los demás. Bien típico de argentino medio.
De las pulseritas amarillas fabricadas por la fundación de Lance; a las fabricadas por chinos y filipinos por millones; en condiciones laborales infrahumanas.
Quiero decir algo:
Me tienen totalmente hinchado las pelotas las pulseras: amarillas, rojas, blancas o del color que sean.
El ciclo se cumplió de nuevo. Desnaturalizado el sentido original, la moda vacía, el querer diferenciarse del otro para sentirse "especial". El capitalismo acechando en casi todo y nosotros consumiendo sin cesar...
- ¿Como, no tenes tu pulsera?
- No
Orgullosamente, no luzco ninguna pulsera .